A las personas de una cierta edad les resultará sorprendente ver cómo ha evolucionado el mercado de la automoción, hasta el punto de que hay un tipo de vehículo para cada segmento de población. Si tienes más de un hijo, optas por un SUV, si vas a hacer muchos kilómetros en carretera o autopista, lo haces por un vehículo diésel y si lo que quieres es experimentar los beneficios de la potencia, lo haces con un coche de gasolina de toda la vida.
En España el desarrollo de la automoción como elemento de ocio va paralelo a la extensión de un coche microurbano, el Seat 600. Posteriormente, en los años 1970 y 1980 aparecieron otros vehículos de similares características para dar respuesta a este tipo de público, como el Seat 127 y el Seat Ibiza, este último aún en fabricación.
Eso sí, si bien la extensión del vehículo a la creciente clase media supuso la adquisición masiva de estos modelos, también los problemas de aparcamiento a partir de los años 1990 en la mayoría de las grandes ciudades europeas obligaron a replantear el modelo de automoción.
Por una parte, se disuadió a la población de utilizar el coche en el centro de las grandes ciudades, mediante el establecimiento de zonas azules de pago para estacionar, una amplia red de transportes públicos y, en los últimos años, restricciones al tráfico.
En segundo lugar, el desplazamiento de las parejas jóvenes con o sin hijos al extrarradio de las grandes ciudades implicó la necesidad de buscar nuevas vías de locomoción. En este sentido, los SUV tomaron importancia porque ya no era necesario ir todos los días a la gran ciudad para trabajar. Se optaba por utilizar menos el coche, pero disfrutar de la experiencia y ganar en versatilidad.
¿Dónde se han quedado, pues, los coches microurbanos? Bien, lo cierto es que siguen teniendo un segmento importante de población, pero quizás sucede que, cada vez más, el cliente busca una experiencia personalizada. El modelo microurbano puede ser una opción muy interesante para la persona sin hijos que vive en una ciudad o área metropolitana y que, por distintas cuestiones, ha de utilizar ineludiblemente este medio de transporte. Otro público objetivo que lo requiere es el de empresa o Administraciones Públicas, que necesita modelos con los cuales poder desplazar a sus trabajadores por la ciudad y que prioriza las medidas pequeñas para facilitar las paradas o estacionamientos.
De hecho, no podemos entender la aparición de vehículos como el Renault Twizy o el Smart Fortwo sin tener presente las necesidades de mucha gente de moverse en coche para trabajar y, para ello, tener que optar por vehículos poco voluminosos. Los vehículos considerados microurbanos cuentan, hoy, con una cuota de mercado del 6,9 %, baja pero en crecimiento respecto a años anteriores.
Por lo tanto, y si eres residente en zonas urbanas, estás solo o tienes que trabajar, comprar un coche microurbano puede ser una buena opción. Además, la mayoría de estos vehículos vienen con motores a gasolina, y en los últimos meses este combustible se ha vuelto a poner en valor hasta el punto de casi igualar al diésel.
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